domingo, 9 de septiembre de 2012

¿Camagüey o la otra ciudad?

Esta ciudad que no aprende a perdonar…

 

Osvaldo me pide que escriba algo y yo le contesto que estoy en eso. Ya vengo planeando infinidades de comentarios, críticas y necrologías sobre escritores. “Mándame algo”, insiste Osvaldo, y me esfuerzo en parecer seguro, decidido a ser un bloguero serio, que no queda en el camino como muchos otros, pero lo cierto es que llevo días diluido, ágrafo, sin sazón. Miro los noticieros y no me convence ningún titular, ninguna esperanza, ni siquiera la más reacia de las críticas. He querido escribir de ciertas muertes (Carlos Fuentes, Gore Vidal) y solo sale tristeza. Busco desesperado alguna revista que siempre me ayudan a motivarme: La gaceta de Cuba, La Letra del escriba, El Cuentero... Nada. Tampoco llega ya el suplemento Pérgola del Bilbao, único periódico extranjero (hasta donde conozco) autorizado a entrar en Cuba de forma masiva por correo postal, que nos mantenía, a los que no tenemos internet, más o menos actualizados sobre las novedades editoriales y los autores publicados en la madre patria. Gusto de saber cómo se va moviendo la literatura, qué piensan los escritores, cómo se engañan los críticos. Busco en los estanquillos y no encuentro, a veces llego tarde a las publicaciones, casi siempre ellas llegan tarde a mí. ¿Qué hacer? Sacar libros al azar del librero a ver qué pasa. Sé que cuando me dejo arrastrar por el sentimiento suelo animarme. No sucede esta vez. No pueden salvarme ni Henry James, ni Mujica Lainez, ni Milan Kundera. Todo aburre, sabe mal. Tal vez sea yo, tal vez esta ciudad que no aprende a perdonar, que nunca llora.

Obdulio Fenelo

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comparte tu impresión sobre esta entrada