lunes, 19 de marzo de 2012

Reflexiones sobre la paternidad (2)

El escritor Yoan Manuel Pico ha afirmado que la novedad de este poema que les ofrezco hoy (tomado de Diálogo sin luz, Ed. Ácana, Camagüey, 2009) consiste en tratar el tema de un aborto espontáneo por primera vez en la poesía cubana actual. Para mí es más esencial el sentido de pérdida que posee el texto. Cuando otras personas desechan la vida que Dios les da, yo he sentido esa pérdida como algo terrible. Creo que este texto es entonces sobre la vida y su posibilidad infinita. Lo escribí cuando esperábamos la llegada de nuestro segundo hijo, Pablo Ignacio, en ese tiempo me asaltaron estas preguntas sobre el segundo embarazo de mi esposa Janet María, tristemente truncado a las diez semanas. Aún no tengo todas las respuestas.

Osvaldo Gallardo

 

Lamento del dolor perdido

 

Para mi esposa

y nuestro fruto infinito.

 

Todo este tiempo sin dolor,

es el dolor.

Dolor, dolor, dolor.

Espero en el dolor.

Quiero el dolor de verte que no tuve,

el dolor de tu carne y de tu sangre,

el dolor que dio miedo.

Quiero el dolor sin nombre

de tu nombre.

 

¿Cómo ganar tu muerte?

¿Quién me dirá de tu sexo y de tu nombre?

¿Qué juegos inventar en la resurrección que espero?

Eres el ángel que dejé pasar.

Cómo saber si has vuelto a su regazo

y eres ya sustancia eterna,

lámpara de obsidiana,

monte de alianza.

 

Me falta todo de ti.

Me sobra el sitio del amor perdido,

este tiempo sin llanto,

este silencio de no poder nombrarte,

y esta felicidad culpable

de ver crecer al otro

y de esperar a la carne

que se espera.

 

De perderte no hay culpa.

Culpable soy de no llorar mi angustia

en el beso de tu cuerpo roto,

de no reconocerte en la cima del miedo,

de no llorar mi miedo con tu nombre,

de no nombrar tu nombre.

 

El hombre nace en la diestra de Dios.

¿Dónde tu diestra?

Si no en el juego de esconderte

que me hiere.

En ese nombre ausente

que me hiere.

 

Ah, esta sombra de luz,

esta certeza del perdón,

nombre sin nombre,

rostro de Dios

que no sufrí.

 

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