domingo, 3 de junio de 2012

El parque de Pueblo Blanco

 

Para Guillermo Vidal,
 in memorian

 

…pero los muertos están en cautiverio
 y no nos dejan salir del cementerio…
SERRAT

 

LAS CREATURAS DE PUEBLO BLANCO HAN DESPERTADO ALBOROZADAS POR LA NOTICIA

 DE LA CONSTRUCCIÓN DE UN PARQUE EN ESTE TÉRMINO MUNICIPAL.
El SEÑOR ALCALDE ANUNCIÓ, EN CONFERENCIA DE PRENSA, QUE DE ESTE MODO
SE RECUPERA PARA LA ETERNIDAD UN HISTÓRICO LUGAR OLVIDADO DESDE HACE DÉCADAS.

 

El parque no tiene una abundante historia de glorias que lo haga un sitio evocador para sentimentalismos pueblerinos. El límite del parque siempre fue el centro, y durante mucho tiempo el centro fue el vacío. Caprichosamente las casas fueron ubicándose alrededor de la enorme explanada donde algo, en algún momento, habría de fabricarse. Diferente a la tradición fue primero el pueblo, luego el parque. Los vecinos, el ayuntamiento, el mercado y la explanada se conocieron con plácida calma.

El sacristán ha visto hacerse viejo al cura, el cura ha visto al cabo, y el cabo al sacristán. Y mi parque después vio morirse a los tres. El sitio sirvió durante muchos años para los campeonatos de pelota de los niños, ese fue su único destino inocente. En temporadas determinadas al lugar llegaba un gran circo, e incluso alguna vez, hubo uno de tres pistas, maravilla moderna muy incómoda de apreciar en toda su tridimensionalidad. Recuerda mi padre su compasión por los osos polares, yacentes bestias que lograron sobrevivir al trópico del municipio gracias a innumerables baldes de agua con hielo picado que generosas manos les prodigaban.

También estuvieron los caballitos de Waldo La Fe, una feria mexicana con una montaña rusa enorme, y siguieron viniendo circos y circos y circos… Pan y circo para la eternidad. Así fue durante muchos años hasta que el alcalde del término decidió construir un parque, un espacio disponible para el paseo social, el mitin político, la verbena de caridad, la procesión del santo patrón, etc., etc., etc. Y hubo mucho trabajo por aquellos días: se levantaron aceras y se sembraron algarrobos, olmos, y álamos enormes. Luego el parque fue haciendo al pueblo; y los árboles crecieron, y las aceras se quebraron, y las creaturas comenzaron a adueñarse del lugar.

 

MAÑANA SERÁ INAUGURADA UNA HERMOSÍSIMA REPRESENTACIÓN ESCULTÓRICA DEDICADA  A LAS MADRES.
LA ESTATUA SE LEVANTARÁ EN EL PARQUE MUNICIPAL PARA ORGULLO DEL PUEBLO.

 

Mes de mayo sus flores exquisitas / son ofrendas a nuestras madrecitas. / Flores rojas a la madre que nos mima. / Flores blancas a la madre que se fue.

¿Papá, quién es la madre que se fue?

Esa del parque, la estatua, la que tiene el brazo apoyado en el niño y una flor en la mano.
¿La que está sucia y tiene la nariz rota, la del librito debajo que tú me lees, y que dice cuándo la hicieron?
¡Sííí…! Esa misma.
¿Y por qué se fue? ¿Se fue a bañar?

 

Ausp.  por la logia AJEF
hijos de A.  Antúnez
Super. por la Logia Masónica
Federico Victoriano Arregoitía
con la cooperación del pueblo.
Pueblo Blanco, 11 de mayo de 19 ¿?

 

Y luego vino el cambio, y se jodió la casa de Amalia y sus muchachitas. El alcalde se fajó con Amalia, que eso de cobrar por los servicios era un atraso. Todo debía ser gratis. Y gratis fue el parque desde entonces. Además un parque llamado “Las Madres” debía ser un sitio de sumo respeto y veneración.

 

Madre Suprema Inspiración de Dios, ¡Bendita Seas!

…Y hubo más estatuas. Una fue considerada no conveniente y se borraron las huellas de su existencia. Todos olvidamos en qué consistía, cuál era su condición semiótica. ¿O es que nunca estuvo ahí? A lo mejor el pedestal es testigo de una obra inconclusa por falta de recursos.

Se levantó un busto a la memoria de un soldado, recordado por algunos en el pueblo; hacía mucho había muerto en combate, cuando los tiempos de la gloriosa guerra. Dicen que en esa época el placer fue un campamento militar y que allí habían asesinado al héroe unos traidores del ejército municipal. La gente a veces olvida cuál es el verdadero nombre del lugar: “Las Madres” o “El Héroe Asesinado”. Luego hubo más cambios y la gente olvidó la verdad. La gente olvida con facilidad.

 

EL ALCALDE DEL TÉRMINO MUNICIPAL CONVOCA  A TODA LA CIUDADANÍA
PARA QUE ASISTA A UNA PARADA MILITAR  EN EL PARQUE “EL HÉROE ASESINADO” DE ESTA LOCALIDAD.
LA  ASISTENCIA ES OBLIGATORIA DEBIDO A LA INMINENCIA DE UN CONFLICTO BÉLICO CON EL COLINDANTE PUEBLO NEGRO.
CUALQUIER AUSENCIA SERÁ CONSIDERADA COMO DELITO DE ALTA TRAICIÓN.


Pero no vino la guerra. Y hubo una paz sabrosa durante algunos años. Y también había circo más lejos del parque, y se hizo en el centro de tan hermoso lugar una feria de diversiones para los niños. Pero a veces las minas de oro principal fuente de riquezas del término—  no daban lo que tenían que dar. Y la gente comenzó a comerse los árboles, y arrancó las tablas de los bancos para reparar sus casas, y unas criaturas muy violentas invadieron al parque por la noche. Sus quejidos se oían en varias millas a la redonda. Y el parque se convirtió en un lugar sucio.

EL ALCALDE PONDRÁ NUEVOS BANCOS Y BOMBILLAS ELÉCTRICAS EN EL PARQUE MUNICIPAL,

COMO OTRA MUESTRA DE SU GRAN INTERÉS  POR EL BIENESTAR DEL PUEBLO.

 

Pero las creaturas del término no necesitaban la luz y se acostumbraron a vivir en las tinieblas. El parque era su espacio de libertad y rompieron las luces. Sí respetaron los bancos. Vivir la libertad es mejor con un banco. El parque era una zona de tolerancia, y el alcalde disimuló. Las criaturas de ambos sexos se amaron en el parque, oyeron música en el parque, vivieron una euforia colectiva en el parque. Probaron incluso a cambiar de sexo, ropas, gustos, ideas y cada vez les funcionó mejor. “Es la posmodernidad”, decían. Por el día los niños seguían jugando sus juegos inocentes.

 

Recuerdo caminar por el parque, veo mis piernas descubiertas, las medias blancas, los zapatos negros y ortopédicos, excelentes para aplastar las bolichas verdes.
— Te voy a mirar jugar desde aquí, mientras leo este libro.
— Sí, papi, demórate bastante.

— Aplasta las verdes, que son las que suenan mejor, las rojas están maduras.

— Yo traje el bate, y voy a jugar.

—  Está bien, pero te toca pichear y trata de hacerlo bien.

— Aplasta las verdes, que son las que suenan mejor, las rojas están maduras.
— ¿Tú tienes novia?
— No.
— ¿Pero alguien te gusta, no?
— Sí, es Yudenia.
— Vaya, loco. ¿Tú sabes cómo tienes que tocarla?
—Ella no me quiere.

— Aplasta las verdes, que son las que suenan mejor, las rojas están maduras.

—Este hombre no quería ser hipócrita en un libro escrito para los niños, por eso dejó de escribir la revista, este hombre es el más sincero…
— ¿Y qué cosa es el temor de Dios?
—Aplasta las verdes, que son las que suenan mejor, las rojas están maduras.
— Este es el juramento del servicio militar, tienes que leerlo con énfasis. ¡Qué vibren tus palabras!
— No puedo, está muy mal escrito, no me conmueve.
— Pero este es un día glorioso, ¿entiendes?
— Aplasta las verdes, que son las que suenan mejor, las rojas están maduras.
— Mira, Liudmila, yo te quise mucho, pero ya se terminó.
— Adiós infancia, ojalá que te recuerde en mi vejez con amor…
— Aplasta las verdes, que son las que suenan mejor, las rojas están maduras.
— Janet, nos casamos en septiembre.
— Pero… y la gente, y el cura…
—Aplasta las verdes, que son las que suenan mejor, las rojas están maduras. Aplasta las verdes, que son las que suenan mejor, las rojas están maduras.

Aplasta las verdes, que son las que suenan mejor, las rojas están maduras.

 

Luego vino el alcalde a decir que teníamos que construir un parque más elegante, que las minas estaban dando oro de nuevo, y que esas ganancias serían invertidas en favor del pueblo:

 — Vamos a construir una glorieta en el centro del parque.
 —Señor alcalde, ¿y los aparatos para jugar los niños?
 — Los trasladamos al otro parque.

  Pero, señor, siempre han estado aquí.
No importa. Hay que hacer una glorieta. ¿Para qué sirve una glorieta?
Para que toque en ella la Banda Municipal de Conciertos.
Muy bien, hay que dar cultura al pueblo.
Pero, señor, no tenemos Banda Municipal.
Bien, pues la importamos. ¡Para el pueblo lo mejor!

[UN PERIODISTA CRITICÓ LOS PROCEDIMIENTOS POLÍTICOS DEL ALCALDE DEL TÉRMINO MUNICIPAL Y SE TOMÓ
LA JUSTA MEDIDA DE CERRAR EL DIARIO]


Y se llevaron los aparatos, pero no hubo glorieta. Y años después, el alcalde volvió a poner los aparatos y las luces, y los niños jugaron y las criaturas nocturnas seguían en lo suyo. Y sí pasó la guerra, aunque no vimos nunca el mar, y el parque se volvió una gran barricada. Y todos nos dimos las manos y luchamos contra el enemigo. Y cuando el enemigo nos dejaba cantábamos canciones de amor y de combate, y a veces también hacíamos el amor. Si nos faltaba un brazo el de al lado nos prestaba el suyo. Si teníamos hambre nos consolaba que el de al lado también la tuviera. Y a veces el enemigo éramos nosotros y nosotros a veces éramos nosotros. Y vinieron días y noches. Y se hizo la luz y se hizo la sombra. Y la muerte venció al amor. Y no me acuerdo del final de la historia, o he querido olvidarlo. Y quiero irme del parque, y a veces quiero ser un árbol y quedarme quieto. Y no sé si una bomba me arrancó las raíces o destruyó mi cabeza. Y no sé si esto es el parque o es el cementerio del pueblo. Ya no sé qué es lo más importante de mi pueblo: ¿el cementerio o el parque? Ya no sé.

Pueblo Blanco, agosto 2005

 

Osvaldo Gallardo

 

Nota: Este texto es la plataforma inicial de una crónica que ya publiqué en esta página, El sitio donde también (sic) se está, aquella es la subordinación lírica de esta “ironía trágica”, esta puede ser cualquier historia de cualquier pueblo, de cualquier parque, de cualquier época. ¿Es acaso mi parque, mi pueblo, mi país? ¿Es acaso mi historia?

 

 

 

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