viernes, 27 de julio de 2012

Un muerto querido e innombrable...

Recuerdo al negro Piro en Vertientes, a principios de la década de los 90, que me decía Oswaldo Payá; y lo hacía ruidosamente en la calle para llamar mi atención. La broma vendría supongo de la similitud con mi nombre. Mantuvo la costumbre de saludarme así hasta que ya senil no me conoció. Gracias a él supe quién era este católico de vocación inefable. Años después  vi a Oswaldo en una de esas misas multitudinarias que el “destape” de la fe propició en Cuba. No lo conocí nunca; he oído hablar a amigos suyos de su familia y de Rosa María, la hija, con la que he compartido algún espacio, pero también sin conocernos. No tengo su vocación, pero sí tengo familia y el mismo amor por Cuba.

 

La noticia de su muerte me dejó perplejo e inquieto, inmediatamente recordé la canción interpretada por Serrat, no sé si la letra es suya: “Escapad gente tierna, que esta tierra está enferma, y no esperes mañana lo que no te dio ayer, que no hay nada que hacer… y si te toca morir es mejor junto al mar”.

 

Osvaldo Gallardo

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