domingo, 9 de septiembre de 2012

Oh Camagüey

Una ciudad medieval en los tiempos de la fiebre y el desamor

 

Camagüey me parece por estos días más medieval; fundada en el “renacimiento” europeo -no podemos olvidar que el español-  y no por esta razón es renacentista. Su centro lleno de callejuelas laberínticas recuerda esas urbes de murallas altas y senderos estrechos. El pueblo donde nací parece ahora en la memoria mucho más moderno, con sus edificios del siglo veinte y sus bohíos, que en Cuba parecen ser incluso del futuro. Claro que mí pueblo va desapareciendo de a poco en su futuro que no llega… Pero es Camagüey quien interesa ahora:

Los patricios no construyeron grandes casas pero sí grandes templos, adustos y solemnes. Frente a la casi opulencia de algunos paseos y plazas, establecimientos comerciales y casas que pierden su identidad arquitectónica a fuerza de dinero, Camagüey sigue siendo una ciudad medieval, camino por la “Popular” o “Lope Recio” y casi siento que gritan “agua” desde antaño y la altura. Hay mierda en las aceras, animales muertos que se irán desintegrando poco a poco, basura de dos días que no es recogida. “Estrada Palma” (“Ignacio Agramonte”) ha cerrado sus puertas, de las que sale por debajo una fumata gris… el local está cerrado pues han fumigado contra los mosquitos, Ah Finlay, en tu calle también habrá mosquitos, esos de la fiebre.

Me da fiebre mi ciudad, es bella, lo dicen los transeúntes y los amigos que vienen de tan lejos: “Tiene un sabor medieval muy interesante”, me dice docto un sacerdote argentino, “Y eso, padre, que no la ha caminado por las noches…”

Ya lo dijo Guillén en los medievales años 30 del pasado siglo, Camagüey podrá ser muy histórica, muy legendaria, pero después de las nueve de la noche, no hay ciudad más aburrida que esta… Me gustaba repetir también con Nicolás que Camagüey es tan aburrida que ni los ciclones pasan por ella, claro que Ike en el 2008 me contradijo abundantemente, en cuanto a ciclones prefiero el letargo.

Osvaldo Gallardo González

 

 

1 comentario:

  1. Más que ciudad medieval, es Camaguey una ciudad mítica, diferente y apacible. Aún le debo a Espino las fotos tomadas en esa Plaza del Carmen, irrepetible... Una ciudad que enamora y besa en cada visita. No la he visto aburrida, quizás por frecuentarla en tiempos de bullicio. Parte de esa isla oculta que nos acompaña como un fantasma bendito a cuanto lugar vamos... parte de nuestras vidas y recuerdos, y de las excelentes personas que la habitan. Tierra de poetas y soñadores: como Osvaldo Gallardo, Niurky Pérez, Lionel, Geovannys, Curbelo y tantos más... amigas como Aracely que tanto ha hecho por la literatura...gracias al poeta que sostiene la fe en esta ciudad, y por recordarme ese rinconcito de la feria donde hacíamos aquellas lecturas, otra Nave de los locos tripulada por estos mágicos hacedores de la palabra. Gracias, porque Camaguey vive dentro de cada uno de nosotros, más allá de sus calles y sus plazas... más allá de cualquier distancia pasajera.

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